- 1. La cultura global Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998 De acuerdo con el texto, podemos inferir que el concepto de cultura manejado por el autor es:
A) Conjunto de estructuras sociales, intelectuales y económicas que caracterizan a una sociedad B) Estilo de vida C) Cultivo de las facultades humanas D) Todo aquello producido por el hombre
- 2. La cultura global
Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998
El riesgo de que el mundo esté asumiendo una cultura global se expresa en el texto por:
A) El poder y dominación que puede llegar a ejercer una sola cultura sobre otras. B) El inicio de revoluciones fundamentalistas, que quieren imponer sus propias culturas por la fuerza. C) El hecho de ver las mismas películas y estar expuesto a la misma publicidad. D) La pérdida de las identidades individuales y sociales de los diversos grupos humanos
- 3. La cultura global
Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998
El concepto de omnivisiòn, planteado por el autor, se refiere a:
A) Que todos vemos las mismas series de televisión B) La capacidad de ver todo en un instante, con el problema de reducir sus maticas y diferencias. C) La cultura de masas D) Que nos queremos parecer a las divinidades griegas
- 4. La cultura global
Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998
Del texto, podemos inferir que un hombre homogeneizado por una cultura global será:
A) Más universal B) Más abierto y tolerante C) Menos autentico D) Menos tradicional
- 5. La cultura global
Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998
Al afirmar que el globo terrestre se ha convertido en un espacio exiguo, el autor quiere resaltar.
A) El efecto de la cultura de masas en el mundo moderno B) Que las distancias se han reducido gracias a los adelantos tecnológicos. C) La pérdida de diversidad cultural D) La rapidez de las comunicaciones modernas
- 6. La cultura global
Todo mundo percibe a su alrededor que la cultura de la modernidad sirve para que todo se doblegue al nivel de una estéril uniformidad. De un extremo a otro del planeta se impone un estilo de vida parecido, expandido por los medias y prescrito machaconamente por la cultura de masas. De la paz a Uagadugu, de Kioto a san Petersburgo, de Oran a Ámsterdam, las mismas películas, las mismas series televisadas, las mismas informaciones, las mismas canciones, los mismos eslóganes publicitarios, los mismos objetos, la misma ropa, los mismos coches, el mismo urbanismo, la misma arquitectura, el mismo tipo de apartamentos, con frecuencia amueblados de forma idéntica … En los barrios acomodados de las grandes ciudades del mundo el encanto de la diversidad cede ante la fulminante ofensiva de la estandarización, la homogeneización, la uniformización. Por todas partes triunfa la world cultura, la cultura global. Instantaneidad, omnivision y ubicuidad, antaño superpoderes de las divinidades del Olimpo, pertenecen ya al ser humano, que percibe cómo se ha reducido su mundo y cómo se ha convertido en exiguo el globo terrestre. Nunca en la historia de la humanidad las prácticas propias de una cultura concreta se impusieron como modelos universales tan rápidamente, modelos que son también políticos y económicos. ¿Es sorprendente que, como reacción a este fenómeno fantástico de nivelación, se multipliquen los arranques identitarios y las crispaciones tradicionales? Ignacio Ramonet, La cultura global y la teología económica, Bogotá, en Ensayo y Error N 5, 1998
Del texto podemos inferir que las llamadas “crispaciones tradicionalistas” equivalen a :
A) Las necesidades inmediatas de los pueblos del mundo de resaltar sus culturas propias. B) Recobrar los valores religiosos y artísticos de cada pueblo C) Desmitificar el poder de la publicidad D) Luchar contra la estandarización universal
- 7. MITOLOGÍA PLANETARIA
No hay que confundir astrología con astronomía, aunque ambas compartan la misma raíz griega astrom, que significa “estrella”. La astronomía es el estudio científico de los cuerpos celestes, como estrellas, planetas, lunas, cometas y meteoros, mientras que la astrología es una actividad más imaginativa que trata de explicar e interpretar la influencia de los cuerpos celestes sobre la vida terrestre. Ambas disciplinas surgieron en la Antigua Mesopotamia (el actual Irak) hace más de siete mil años, cuando los observadores del cielo empezaron a llevar registros exactos de los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas. Una de las primeras observaciones que realizaron fue que, aunque la mayoría de las estrellas permanecían en la misma posición en relación a las demás, había unas cuantas que no. Junto con el Sol y la Luna, las así llamadas “estrellas errantes”, que para los antiguos eran el hogar de los dioses, se desplazaban a lo largo de una banda estrecha de cielo conocida como Zodíaco. Hoy sabemos que esos astros errantes no son estrellas, sino planetas (planeta significa “errante” en griego). Con el paso del tiempo, los mesopotámicos asignaron significados y deidades residentes a los planetas, según su apariencia. Por ejemplo Ares, que posee un resplandor rojizo muy visible, fue considerado un planeta feroz y sanguinario, y pasó a identificarse con el dios de la guerra; Venus, que supera a todos los demás astros en brillo, pero puede asimismo desaparecer de ciertas zonas durante seis semanas seguidas, fue considerado el Planeta portador del amor, tanto del amor fiel como del amor voluble, y Saturno, que parece recorrer el firmamento más lentamente que los otros planetas visibles, porque es el más distante de todos, se asoció con el mal, la vejez, el abatimiento y la muerte. En aquella época, sólo se conocían los cinco planetas que son visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), y se creía que los cinco, junto con el Sol y la Luna, daban vueltas alrededor de la Tierra, que era el centro del universo. Además de observar los movimientos del cosmos, los astrónomos mesopotámicos trataron de hallar una relación entre lo que veían y los acontecimientos que sucedían en la Tierra, como terremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Su razonamiento era muy simple: creían que todo el universo estaba conectado y que los hechos que tenían lugar en el cielo tenían que reflejar hechos ocurridos en la Tierra, o incluso presagiarlos. Por ejemplo, la aparición de un cometa, que es el acontecimiento celeste más impredecible de todos, podía augurar un hecho importantísimo, como la muerte de un rey. Otros hechos más habituales (como lunas llenas, eclipses, aparición de un halo alrededor de la Luna, o la convergencia de dos o más planetas) eran menos inquietantes, pero también se consideraban presagios de hambrunas, tormentas, epidemias o cualquier otro desastre La situación cambió en el siglo V a.C., cuando se fijó el concepto del zodíaco como grupo de doce constelaciones. A partir de entonces, no sólo se creía que la posición de las estrellas y los planetas presagiaban acontecimientos, sino también que las estrellas ejercían influencia sobre la naturaleza física de todas las cosas y todos los individuos de la Tierra. Se decía que cada signo del zodíaco influía en una parte diferente del cuerpo humano, y cada flor, planta y hierba medicinal estaba regida por un planeta diferente. Tomado de: Zola Kronze, Allan. El diccionario del mago Ediciones B, Grupo Zeta.
La astronomía y la astrología surgieron cuando
A) Los hombres empezaron a creer que la Tierra era el centro del universo. B) Los astrólogos buscaron interpretar la influencia de los astros en la Tierra C) Los observadores del cielo empezaron a llevar registros de sus estudios. D) Los astrónomos relacionaron los movimientos astrales con los de la Tierra.
- 8. MITOLOGÍA PLANETARIA
No hay que confundir astrología con astronomía, aunque ambas compartan la misma raíz griega astrom, que significa “estrella”. La astronomía es el estudio científico de los cuerpos celestes, como estrellas, planetas, lunas, cometas y meteoros, mientras que la astrología es una actividad más imaginativa que trata de explicar e interpretar la influencia de los cuerpos celestes sobre la vida terrestre. Ambas disciplinas surgieron en la Antigua Mesopotamia (el actual Irak) hace más de siete mil años, cuando los observadores del cielo empezaron a llevar registros exactos de los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas. Una de las primeras observaciones que realizaron fue que, aunque la mayoría de las estrellas permanecían en la misma posición en relación a las demás, había unas cuantas que no. Junto con el Sol y la Luna, las así llamadas “estrellas errantes”, que para los antiguos eran el hogar de los dioses, se desplazaban a lo largo de una banda estrecha de cielo conocida como Zodíaco. Hoy sabemos que esos astros errantes no son estrellas, sino planetas (planeta significa “errante” en griego). Con el paso del tiempo, los mesopotámicos asignaron significados y deidades residentes a los planetas, según su apariencia. Por ejemplo Ares, que posee un resplandor rojizo muy visible, fue considerado un planeta feroz y sanguinario, y pasó a identificarse con el dios de la guerra; Venus, que supera a todos los demás astros en brillo, pero puede asimismo desaparecer de ciertas zonas durante seis semanas seguidas, fue considerado el Planeta portador del amor, tanto del amor fiel como del amor voluble, y Saturno, que parece recorrer el firmamento más lentamente que los otros planetas visibles, porque es el más distante de todos, se asoció con el mal, la vejez, el abatimiento y la muerte. En aquella época, sólo se conocían los cinco planetas que son visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), y se creía que los cinco, junto con el Sol y la Luna, daban vueltas alrededor de la Tierra, que era el centro del universo. Además de observar los movimientos del cosmos, los astrónomos mesopotámicos trataron de hallar una relación entre lo que veían y los acontecimientos que sucedían en la Tierra, como terremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Su razonamiento era muy simple: creían que todo el universo estaba conectado y que los hechos que tenían lugar en el cielo tenían que reflejar hechos ocurridos en la Tierra, o incluso presagiarlos. Por ejemplo, la aparición de un cometa, que es el acontecimiento celeste más impredecible de todos, podía augurar un hecho importantísimo, como la muerte de un rey. Otros hechos más habituales (como lunas llenas, eclipses, aparición de un halo alrededor de la Luna, o la convergencia de dos o más planetas) eran menos inquietantes, pero también se consideraban presagios de hambrunas, tormentas, epidemias o cualquier otro desastre La situación cambió en el siglo V a.C., cuando se fijó el concepto del zodíaco como grupo de doce constelaciones. A partir de entonces, no sólo se creía que la posición de las estrellas y los planetas presagiaban acontecimientos, sino también que las estrellas ejercían influencia sobre la naturaleza física de todas las cosas y todos los individuos de la Tierra. Se decía que cada signo del zodíaco influía en una parte diferente del cuerpo humano, y cada flor, planta y hierba medicinal estaba regida por un planeta diferente. Tomado de: Zola Kronze, Allan. El diccionario del mago Ediciones B, Grupo Zeta. Según el texto, el dios de la guerra para los griegos es
A) Ares. B) Nergal. C) Venus. D) Marte
- 9. MITOLOGÍA PLANETARIA
No hay que confundir astrología con astronomía, aunque ambas compartan la misma raíz griega astrom, que significa “estrella”. La astronomía es el estudio científico de los cuerpos celestes, como estrellas, planetas, lunas, cometas y meteoros, mientras que la astrología es una actividad más imaginativa que trata de explicar e interpretar la influencia de los cuerpos celestes sobre la vida terrestre. Ambas disciplinas surgieron en la Antigua Mesopotamia (el actual Irak) hace más de siete mil años, cuando los observadores del cielo empezaron a llevar registros exactos de los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas. Una de las primeras observaciones que realizaron fue que, aunque la mayoría de las estrellas permanecían en la misma posición en relación a las demás, había unas cuantas que no. Junto con el Sol y la Luna, las así llamadas “estrellas errantes”, que para los antiguos eran el hogar de los dioses, se desplazaban a lo largo de una banda estrecha de cielo conocida como Zodíaco. Hoy sabemos que esos astros errantes no son estrellas, sino planetas (planeta significa “errante” en griego). Con el paso del tiempo, los mesopotámicos asignaron significados y deidades residentes a los planetas, según su apariencia. Por ejemplo Ares, que posee un resplandor rojizo muy visible, fue considerado un planeta feroz y sanguinario, y pasó a identificarse con el dios de la guerra; Venus, que supera a todos los demás astros en brillo, pero puede asimismo desaparecer de ciertas zonas durante seis semanas seguidas, fue considerado el Planeta portador del amor, tanto del amor fiel como del amor voluble, y Saturno, que parece recorrer el firmamento más lentamente que los otros planetas visibles, porque es el más distante de todos, se asoció con el mal, la vejez, el abatimiento y la muerte. En aquella época, sólo se conocían los cinco planetas que son visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), y se creía que los cinco, junto con el Sol y la Luna, daban vueltas alrededor de la Tierra, que era el centro del universo. Además de observar los movimientos del cosmos, los astrónomos mesopotámicos trataron de hallar una relación entre lo que veían y los acontecimientos que sucedían en la Tierra, como terremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Su razonamiento era muy simple: creían que todo el universo estaba conectado y que los hechos que tenían lugar en el cielo tenían que reflejar hechos ocurridos en la Tierra, o incluso presagiarlos. Por ejemplo, la aparición de un cometa, que es el acontecimiento celeste más impredecible de todos, podía augurar un hecho importantísimo, como la muerte de un rey. Otros hechos más habituales (como lunas llenas, eclipses, aparición de un halo alrededor de la Luna, o la convergencia de dos o más planetas) eran menos inquietantes, pero también se consideraban presagios de hambrunas, tormentas, epidemias o cualquier otro desastre La situación cambió en el siglo V a.C., cuando se fijó el concepto del zodíaco como grupo de doce constelaciones. A partir de entonces, no sólo se creía que la posición de las estrellas y los planetas presagiaban acontecimientos, sino también que las estrellas ejercían influencia sobre la naturaleza física de todas las cosas y todos los individuos de la Tierra. Se decía que cada signo del zodíaco influía en una parte diferente del cuerpo humano, y cada flor, planta y hierba medicinal estaba regida por un planeta diferente. Tomado de: Zola Kronze, Allan. El diccionario del mago Ediciones B, Grupo Zeta. A partir de lo dicho en el texto es posible inferir que la visión de mundo que tenían los mesopotámicos de la época era:
A) Geocéntrica, porque consideraron la Tierra como el centro del universo B) Antropocéntrica, porque situaron al hombre como centro del universo. C) Teocéntrica, porque colocaron a Dios como el centro del universo D) Logocéntrica, porque priorizaron el conocimiento como centro del universo
- 10. MITOLOGÍA PLANETARIA
No hay que confundir astrología con astronomía, aunque ambas compartan la misma raíz griega astrom, que significa “estrella”. La astronomía es el estudio científico de los cuerpos celestes, como estrellas, planetas, lunas, cometas y meteoros, mientras que la astrología es una actividad más imaginativa que trata de explicar e interpretar la influencia de los cuerpos celestes sobre la vida terrestre. Ambas disciplinas surgieron en la Antigua Mesopotamia (el actual Irak) hace más de siete mil años, cuando los observadores del cielo empezaron a llevar registros exactos de los movimientos del Sol, la Luna y las estrellas. Una de las primeras observaciones que realizaron fue que, aunque la mayoría de las estrellas permanecían en la misma posición en relación a las demás, había unas cuantas que no. Junto con el Sol y la Luna, las así llamadas “estrellas errantes”, que para los antiguos eran el hogar de los dioses, se desplazaban a lo largo de una banda estrecha de cielo conocida como Zodíaco. Hoy sabemos que esos astros errantes no son estrellas, sino planetas (planeta significa “errante” en griego). Con el paso del tiempo, los mesopotámicos asignaron significados y deidades residentes a los planetas, según su apariencia. Por ejemplo Ares, que posee un resplandor rojizo muy visible, fue considerado un planeta feroz y sanguinario, y pasó a identificarse con el dios de la guerra; Venus, que supera a todos los demás astros en brillo, pero puede asimismo desaparecer de ciertas zonas durante seis semanas seguidas, fue considerado el Planeta portador del amor, tanto del amor fiel como del amor voluble, y Saturno, que parece recorrer el firmamento más lentamente que los otros planetas visibles, porque es el más distante de todos, se asoció con el mal, la vejez, el abatimiento y la muerte. En aquella época, sólo se conocían los cinco planetas que son visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), y se creía que los cinco, junto con el Sol y la Luna, daban vueltas alrededor de la Tierra, que era el centro del universo. Además de observar los movimientos del cosmos, los astrónomos mesopotámicos trataron de hallar una relación entre lo que veían y los acontecimientos que sucedían en la Tierra, como terremotos, inundaciones y otros desastres naturales. Su razonamiento era muy simple: creían que todo el universo estaba conectado y que los hechos que tenían lugar en el cielo tenían que reflejar hechos ocurridos en la Tierra, o incluso presagiarlos. Por ejemplo, la aparición de un cometa, que es el acontecimiento celeste más impredecible de todos, podía augurar un hecho importantísimo, como la muerte de un rey. Otros hechos más habituales (como lunas llenas, eclipses, aparición de un halo alrededor de la Luna, o la convergencia de dos o más planetas) eran menos inquietantes, pero también se consideraban presagios de hambrunas, tormentas, epidemias o cualquier otro desastre La situación cambió en el siglo V a.C., cuando se fijó el concepto del zodíaco como grupo de doce constelaciones. A partir de entonces, no sólo se creía que la posición de las estrellas y los planetas presagiaban acontecimientos, sino también que las estrellas ejercían influencia sobre la naturaleza física de todas las cosas y todos los individuos de la Tierra. Se decía que cada signo del zodíaco influía en una parte diferente del cuerpo humano, y cada flor, planta y hierba medicinal estaba regida por un planeta diferente. Tomado de: Zola Kronze, Allan. El diccionario del mago Ediciones B, Grupo Zeta. La función del tercer párrafo dentro del texto es: .
A) Ofrecer ejemplos en torno a la temática que trata el texto B) Sintetizar los diferentes aspectos que ya ha explicado el texto. C) Exponer la opinión de algunos expertos en la temática. D) Mostrar opiniones contrarias a las del autor del texto
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