- 1. Lee el siguiente texto y responde la pregunta.
1. “En el número 8 de Cornhill Street, Dorchester, Inglaterra, nació un niño el 15 de febrero de 1853. Su nombre era Frederick Treves, y toda la historia del ‘Hombre Elefante’ habría de llegar hasta nosotros gracias a su interés científico, su conmiseración humana y su trabajoso esfuerzo.
2. De gran inteligencia y fuerte inclinación al estudio, Treves ingresó a la Escuela de Medicina del Hospital de Londres con escasos 18 años de edad, y pronto comenzó a destacarse por su capacidad intelectual y su pensamiento científico. Tardó ocho años en recibirse de cirujano y comenzó a ejercer su profesión en el mismo hospital que lo había albergado como estudiante.
3. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. Ello excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis.
4. Sólo había una manera de salir de dudas: Treves se desplazó hasta el 123 de Whitechapel Road, prácticamente enfrente del Hospital de Londres, donde funcionaba la feria, pagó su entrada y se preparó para observar por primera vez, de cerca y en persona, al infortunado Joseph Merrick, ‘el Hombre Elefante’.
5. (…) El espectáculo lo sobrecogió. El Hombre Elefante era una espantosa combinación de gravísimas deformidades, que habían remodelado su cuerpo hasta convertirlo en una entidad extraña, asimétrica...
6. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, Protuberancias óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales.
7. La piel se asemejaba a un paisaje lunar pintado sobre la piel de un elefante: gruesa, rugosa, poblada de cráteres y salientes, con grandes pliegues fofos que caían como faldones por la axila y nalga derechas de Merrick. El ‘Hombre Elefante’ estaba cubierto de grandes paquidermatoceles y papilomas verrugosos.
8. El efecto general era perturbador y profundamente conmovedor. Sin saber aún si se trataría de un retrasado mental, Treves se aproximó a Merrick y habló con él. A las pocas palabras, se sintió aún más confundido. ¡Debajo de esa apariencia monstruosa y deformada se ocultaba todo un caballero!
9. Merrick hablaba con voz cultivada, afable y pausada. Tenía una educación que nadie hubiese esperado en un londinense de clase baja de aquella época. Disfrutaba de una extraordinaria imaginación y se notaba a la primera frase que uno estaba en presencia de una persona inteligente, de extenso vocabulario y con una sorprendente característica para fines del siglo XIX: ¡sabía incluso leer y escribía con estilo y corrección! Pocos hombres normales podían presumir de lo mismo en el miserable Londres victoriano...
10. Quienes conocieron al Hombre Elefante y los médicos e investigadores posteriores se han quebrado –literalmente– la cabeza tratando de establecer qué patología padecía en concreto el extraordinario paciente. Considérese que tenemos registros médicos más o menos completos desde tiempos de los egipcios dinásticos hasta hoy, y en ninguna parte se encuentra una descripción que se asemeje ni de lejos a los severísimos síntomas que sufría Joseph Merrick. Conocemos con bastante exactitud las enfermedades que eran comunes entre los sumerios, babilonios y celtas –por no hablar de árabes, indios y chinos de tiempos remotos, que registraban todo y estaban enamorados de las estadísticas. Entonces, ¿cómo es posible que nunca, ni antes ni después, ningún médico haya oído hablar jamás de otro ‘Hombre Elefante’?
11. No hay mejor manera de concluir este trabajo que reproduciendo el único poema que se ha conservado de la pluma del ‘Hombre Elefante’, tan elevado y conmovedor que ha sido reproducido ampliamente durante más de un siglo. Es el grito de un hombre sensible y bueno, atrapado por la Naturaleza en el interior de un cuerpo monstruoso, tan horrible que nadie podía soportar su vista. Sin embargo, fuese como fuese el cuerpo de Merrick, el hombre que albergaba todavía estaba allí: Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti. Si yo fuera tan alto que pudiese alcanzar el polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente.” “La increíble enfermedad de Joseph Merrick EL HOMBRE ELEFANTE”, por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón)
¿Cuál de las siguientes comparaciones en relación con Merrick y Treves está más relacionada con el espíritu o intención de los fragmentos leídos?
A) Merrick y Treves eran hombres muy inteligentes y de profundos sentimientos de respeto hacia los demás. B) Merrick y Treves se unieron por el interés científico: averiguar a qué se debían sus deformidades. C) no contesta D) Merrick se sentía solo y despreciado por el mundo, Treves se sentía dueño del mundo y se hizo famoso gracias a este caso. E) Merrick era una persona deforme físicamente, Treves era una persona normal.
- 2. 1. “En el número 8 de Cornhill Street, Dorchester, Inglaterra, nació un niño el 15 de febrero de 1853. Su nombre era Frederick Treves, y toda la historia del ‘Hombre Elefante’ habría de llegar hasta nosotros gracias a su interés científico, su conmiseración humana y su trabajoso esfuerzo.
2. De gran inteligencia y fuerte inclinación al estudio, Treves ingresó a la Escuela de Medicina del Hospital de Londres con escasos 18 años de edad, y pronto comenzó a destacarse por su capacidad intelectual y su pensamiento científico. Tardó ocho años en recibirse de cirujano y comenzó a ejercer su profesión en el mismo hospital que lo había albergado como estudiante.
3. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. Ello excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis.
4. Sólo había una manera de salir de dudas: Treves se desplazó hasta el 123 de Whitechapel Road, prácticamente enfrente del Hospital de Londres, donde funcionaba la feria, pagó su entrada y se preparó para observar por primera vez, de cerca y en persona, al infortunado Joseph Merrick, ‘el Hombre Elefante’.
5. (…) El espectáculo lo sobrecogió. El Hombre Elefante era una espantosa combinación de gravísimas deformidades, que habían remodelado su cuerpo hasta convertirlo en una entidad extraña, asimétrica...
6. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, Protuberancias óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales.
7. La piel se asemejaba a un paisaje lunar pintado sobre la piel de un elefante: gruesa, rugosa, poblada de cráteres y salientes, con grandes pliegues fofos que caían como faldones por la axila y nalga derechas de Merrick. El ‘Hombre Elefante’ estaba cubierto de grandes paquidermatoceles y papilomas verrugosos.
8. El efecto general era perturbador y profundamente conmovedor. Sin saber aún si se trataría de un retrasado mental, Treves se aproximó a Merrick y habló con él. A las pocas palabras, se sintió aún más confundido. ¡Debajo de esa apariencia monstruosa y deformada se ocultaba todo un caballero!
9. Merrick hablaba con voz cultivada, afable y pausada. Tenía una educación que nadie hubiese esperado en un londinense de clase baja de aquella época. Disfrutaba de una extraordinaria imaginación y se notaba a la primera frase que uno estaba en presencia de una persona inteligente, de extenso vocabulario y con una sorprendente característica para fines del siglo XIX: ¡sabía incluso leer y escribía con estilo y corrección! Pocos hombres normales podían presumir de lo mismo en el miserable Londres victoriano...
10. Quienes conocieron al Hombre Elefante y los médicos e investigadores posteriores se han quebrado –literalmente– la cabeza tratando de establecer qué patología padecía en concreto el extraordinario paciente. Considérese que tenemos registros médicos más o menos completos desde tiempos de los egipcios dinásticos hasta hoy, y en ninguna parte se encuentra una descripción que se asemeje ni de lejos a los severísimos síntomas que sufría Joseph Merrick. Conocemos con bastante exactitud las enfermedades que eran comunes entre los sumerios, babilonios y celtas –por no hablar de árabes, indios y chinos de tiempos remotos, que registraban todo y estaban enamorados de las estadísticas. Entonces, ¿cómo es posible que nunca, ni antes ni después, ningún médico haya oído hablar jamás de otro ‘Hombre Elefante’?
11. No hay mejor manera de concluir este trabajo que reproduciendo el único poema que se ha conservado de la pluma del ‘Hombre Elefante’, tan elevado y conmovedor que ha sido reproducido ampliamente durante más de un siglo. Es el grito de un hombre sensible y bueno, atrapado por la Naturaleza en el interior de un cuerpo monstruoso, tan horrible que nadie podía soportar su vista. Sin embargo, fuese como fuese el cuerpo de Merrick, el hombre que albergaba todavía estaba allí: Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti. Si yo fuera tan alto que pudiese alcanzar el polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente.” “La increíble enfermedad de Joseph Merrick EL HOMBRE ELEFANTE”, por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón)
¿Con qué finalidad se afirma en el texto que los árabes, chinos e indios estaban enamorados de las estadísticas? Para indicar que…
A) Nunca hubieran dejado de registrar un caso como este. B) no contesta C) Eran pueblos muy avanzados matemáticamente y no cometían errores. D) Eran estudiosos de los números y registraban gran variedad de información. E) Eran superiores a los sumerios, babilonios y celtas.
- 3. 10. Quienes conocieron al HOMBRE ELEFANTE y los médicos e investigadores posteriores se han quebrado –literalmente– la cabeza tratando de establecer qué patología padecía en concreto el extraordinario paciente. Considérese que tenemos registros médicos más o menos completos desde tiempos de los egipcios dinásticos hasta hoy, y en ninguna parte se encuentra una descripción que se asemeje ni de lejos a los severísimos síntomas que sufría JOSEPH MERRIK. Conocemos con bastante exactitud las enfermedades que eran comunes entre los sumerios, babilonios y celtas –por no hablar de árabes, indios y chinos de tiempos remotos, que registraban todo y estaban enamorados de las estadísticas. Entonces, ¿cómo es posible que nunca, ni antes ni después, ningún médico haya oído hablar jamás de otro ‘Hombre Elefante’?
¿Qué recurso de cohesión aparece destacado en mayúscula en el párrafo 10?
A) Conector, porque conecta ideas referentes a Merrick y sus características. B) Correferencia pronominal, ya que sustituye al referente con diversos pronombres. C) Correferencia sintagmática, ya que transfiere el significado del referente a otra expresión. D) no contesta E) Correferencia sinonímica, ya que emplea sinónimos para aludir al referente.
- 4. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, PROTUBERANCIAS óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales. La palabra PROTUBERANCIAS puede ser reemplazada por:
A) fracturas B) plano C) abultamientos D) heridas E) características
- 5. Merrick hablaba con voz cultivada, afable y pausada. Tenía una educación que nadie hubiese esperado en un londinense de clase baja de aquella época. Disfrutaba de una extraordinaria imaginación y se notaba a la primera frase que uno estaba en presencia de una persona inteligente, de extenso vocabulario y con una sorprendente característica para fines del siglo XIX: ¡sabía incluso leer y escribía con estilo y corrección! Pocos hombres normales podían PRESUMIR de lo mismo en el miserable Londres victoriano... La palabra PRESUMIR puede ser reemplazada por:
A) destacar B) jactar C) rivalizar D) superar E) entregar
- 6. 1. “En el número 8 de Cornhill Street, Dorchester, Inglaterra, nació un niño el 15 de febrero de 1853. Su nombre era Frederick Treves, y toda la historia del ‘Hombre Elefante’ habría de llegar hasta nosotros gracias a su interés científico, su conmiseración humana y su trabajoso esfuerzo. 2. De gran inteligencia y fuerte inclinación al estudio, Treves ingresó a la Escuela de Medicina del Hospital de Londres con escasos 18 años de edad, y pronto comenzó a destacarse por su capacidad intelectual y su pensamiento científico. Tardó ocho años en recibirse de cirujano y comenzó a ejercer su profesión en el mismo hospital que lo había albergado como estudiante. 3. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. Ello excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis. 4. Sólo había una manera de salir de dudas: Treves se desplazó hasta el 123 de Whitechapel Road, prácticamente enfrente del Hospital de Londres, donde funcionaba la feria, pagó su entrada y se preparó para observar por primera vez, de cerca y en persona, al infortunado Joseph Merrick, ‘el Hombre Elefante’. 5. (…) El espectáculo lo sobrecogió. El Hombre Elefante era una espantosa combinación de gravísimas deformidades, que habían remodelado su cuerpo hasta convertirlo en una entidad extraña, asimétrica... 6. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, Protuberancias óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales. 7. La piel se asemejaba a un paisaje lunar pintado sobre la piel de un elefante: gruesa, rugosa, poblada de cráteres y salientes, con grandes pliegues fofos que caían como faldones por la axila y nalga derechas de Merrick. El ‘Hombre Elefante’ estaba cubierto de grandes paquidermatoceles y papilomas verrugosos. 8. El efecto general era perturbador y profundamente conmovedor. Sin saber aún si se trataría de un retrasado mental, Treves se aproximó a Merrick y habló con él. A las pocas palabras, se sintió aún más confundido. ¡Debajo de esa apariencia monstruosa y deformada se ocultaba todo un caballero! 9. Merrick hablaba con voz cultivada, afable y pausada. Tenía una educación que nadie hubiese esperado en un londinense de clase baja de aquella época. Disfrutaba de una extraordinaria imaginación y se notaba a la primera frase que uno estaba en presencia de una persona inteligente, de extenso vocabulario y con una sorprendente característica para fines del siglo XIX: ¡sabía incluso leer y escribía con estilo y corrección! Pocos hombres normales podían PRESUMIR de lo mismo en el miserable Londres victoriano... 10. Quienes conocieron al Hombre Elefante y los médicos e investigadores posteriores se han quebrado –literalmente– la cabeza tratando de establecer qué patología padecía en concreto el extraordinario paciente. Considérese que tenemos registros médicos más o menos completos desde tiempos de los egipcios dinásticos hasta hoy, y en ninguna parte se encuentra una descripción que se asemeje ni de lejos a los severísimos síntomas que sufría Joseph Merrick. Conocemos con bastante exactitud las enfermedades que eran comunes entre los sumerios, babilonios y celtas –por no hablar de árabes, indios y chinos de tiempos remotos, que registraban todo y estaban enamorados de las estadísticas. Entonces, ¿cómo es posible que nunca, ni antes ni después, ningún médico haya oído hablar jamás de otro ‘Hombre Elefante’? 11. No hay mejor manera de concluir este trabajo que reproduciendo el único poema que se ha conservado de la pluma del ‘Hombre Elefante’, tan elevado y conmovedor que ha sido reproducido ampliamente durante más de un siglo. Es el grito de un hombre sensible y bueno, atrapado por la Naturaleza en el interior de un cuerpo monstruoso, tan horrible que nadie podía soportar su vista. Sin embargo, fuese como fuese el cuerpo de Merrick, el hombre que albergaba todavía estaba allí: Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti. Si yo fuera tan alto que pudiese alcanzar el polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente.” “La increíble enfermedad de Joseph Merrick EL HOMBRE ELEFANTE”, por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón) ¿Cuál de las siguientes afirmaciones no corresponde a los fragmentos leídos?
A) Merrick se encontró con personas muy crueles que lo dañaron física y espiritualmente. B) Merrick se encontró con muchas personas que supieron valorarlo como ser humano a pesar de su espantosa apariencia. C) Treves se encontró con muchas personas que supieron valorarlo como ser humano a pesar de su espantosa apariencia. D) Treves era un médico que se acercó a Merrick primero por curiosidad científica. E) Merrick, a diferencia de la mayoría de las personas de su época, sabía leer y escribir.
- 7. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. ELLO excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis.
La palabra “ello” empleada en el párrafo cumple la función de sustituir pronominalmente al siguiente referente:
A) La cirugía a la que se dedicó por varios años. B) Hospital de Londres, donde era cirujano jefe. C) La noticia que le habían contado D) no contesta E) El show del circo que visitaba Londres.
- 8. No hay mejor manera de concluir este trabajo que reproduciendo el único poema que se ha conservado de la pluma del ‘Hombre Elefante’, tan elevado y conmovedor que ha sido reproducido ampliamente durante más de un siglo. Es el grito de un hombre sensible y bueno, atrapado por la Naturaleza en el interior de un cuerpo monstruoso, tan horrible que nadie podía soportar su vista. Sin embargo, fuese como fuese el cuerpo de Merrick, el hombre que albergaba todavía estaba allí: Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti. Si yo fuera tan alto que pudiese alcanzar el polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente.” 10.
¿Qué forma básica predomina en el párrafo?
A) narración B) reflexión C) descripción D) comentario E) definición
- 9. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. ELLO excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis. ¿Qué función cumple el párrafo?
A) Contrapone a un hombre casi perfecto física y humanamente con otro totalmente deforme y abandonado. B) no contesta C) Relaciona la caracterización de Treves presentada en los párrafos 1 y 2 con las razones que lo llevan a buscar a Merrick. D) Relata el encuentro de Treves y Merrick y las razones científicas que lo produjeron. E) Explica el trabajo que permite a Treves lograr la capacidad de aliviar los síntomas y sufrimientos de Merrick.
- 10. 1. “En el número 8 de Cornhill Street, Dorchester, Inglaterra, nació un niño el 15 de febrero de 1853. Su nombre era Frederick Treves, y toda la historia del ‘Hombre Elefante’ habría de llegar hasta nosotros gracias a su interés científico, su conmiseración humana y su trabajoso esfuerzo. 2. De gran inteligencia y fuerte inclinación al estudio, Treves ingresó a la Escuela de Medicina del Hospital de Londres con escasos 18 años de edad, y pronto comenzó a destacarse por su capacidad intelectual y su pensamiento científico. Tardó ocho años en recibirse de cirujano y comenzó a ejercer su profesión en el mismo hospital que lo había albergado como estudiante. 3. Se dedicó a la cirugía durante varios años, hasta que llegó a sus oídos el rumor de que en una feria de espectáculos dirigida por un tal Tom Norman se exhibía a un hombre tan espantosamente deformado como nunca se había visto en Inglaterra. Corría el año de 1884 y Treves acababa de ser nombrado cirujano jefe del Hospital de Londres. Las noticias que le habían contado hablaban de la existencia de graves deformidades óseas y dérmicas en el protagonista del show, a quien se llamaba ‘el Hombre Elefante’. ELLO excitó la curiosidad científica del médico. No hacía dos años que había publicado un libro muy importante titulado Escrófulas y enfermedades glandulares y comenzó a preguntarse si las tumefacciones y tumores que se decía eran visibles en el cuerpo del artista no serían escrófulas producidas por una patología endócrina. Pero era extraño: las escrófulas son inflamaciones de los ganglios linfáticos (normalmente del cuello) asociadas con ciertos estados de consunción y debilidad que habitualmente –y más aún en aquellos tiempos– correspondían o derivaban del principal flagelo del siglo XIX: la tuberculosis. 4. Sólo había una manera de salir de dudas: Treves se desplazó hasta el 123 de Whitechapel Road, prácticamente enfrente del Hospital de Londres, donde funcionaba la feria, pagó su entrada y se preparó para observar por primera vez, de cerca y en persona, al infortunado Joseph Merrick, ‘el Hombre Elefante’. 5. (…) El espectáculo lo sobrecogió. El Hombre Elefante era una espantosa combinación de gravísimas deformidades, que habían remodelado su cuerpo hasta convertirlo en una entidad extraña, asimétrica... 6. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, Protuberancias óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales. 7. La piel se asemejaba a un paisaje lunar pintado sobre la piel de un elefante: gruesa, rugosa, poblada de cráteres y salientes, con grandes pliegues fofos que caían como faldones por la axila y nalga derechas de Merrick. El ‘Hombre Elefante’ estaba cubierto de grandes paquidermatoceles y papilomas verrugosos. 8. El efecto general era perturbador y profundamente conmovedor. Sin saber aún si se trataría de un retrasado mental, Treves se aproximó a Merrick y habló con él. A las pocas palabras, se sintió aún más confundido. ¡Debajo de esa apariencia monstruosa y deformada se ocultaba todo un caballero! 9. Merrick hablaba con voz cultivada, afable y pausada. Tenía una educación que nadie hubiese esperado en un londinense de clase baja de aquella época. Disfrutaba de una extraordinaria imaginación y se notaba a la primera frase que uno estaba en presencia de una persona inteligente, de extenso vocabulario y con una sorprendente característica para fines del siglo XIX: ¡sabía incluso leer y escribía con estilo y corrección! Pocos hombres normales podían PRESUMIR de lo mismo en el miserable Londres victoriano... 10. Quienes conocieron al Hombre Elefante y los médicos e investigadores posteriores se han quebrado –literalmente– la cabeza tratando de establecer qué patología padecía en concreto el extraordinario paciente. Considérese que tenemos registros médicos más o menos completos desde tiempos de los egipcios dinásticos hasta hoy, y en ninguna parte se encuentra una descripción que se asemeje ni de lejos a los severísimos síntomas que sufría Joseph Merrick. Conocemos con bastante exactitud las enfermedades que eran comunes entre los sumerios, babilonios y celtas –por no hablar de árabes, indios y chinos de tiempos remotos, que registraban todo y estaban enamorados de las estadísticas. Entonces, ¿cómo es posible que nunca, ni antes ni después, ningún médico haya oído hablar jamás de otro ‘Hombre Elefante’? 11. No hay mejor manera de concluir este trabajo que reproduciendo el único poema que se ha conservado de la pluma del ‘Hombre Elefante’, tan elevado y conmovedor que ha sido reproducido ampliamente durante más de un siglo. Es el grito de un hombre sensible y bueno, atrapado por la Naturaleza en el interior de un cuerpo monstruoso, tan horrible que nadie podía soportar su vista. Sin embargo, fuese como fuese el cuerpo de Merrick, el hombre que albergaba todavía estaba allí: Es cierto que mi forma es muy extraña, pero culparme por ello es culpar a Dios; si yo pudiese crearme a mí mismo de nuevo me haría de modo que te gustase a ti. Si yo fuera tan alto que pudiese alcanzar el polo o abarcar el océano con mis brazos, pediría que se me midiese por mi alma, porque la verdadera medida del hombre es su mente.” “La increíble enfermedad de Joseph Merrick EL HOMBRE ELEFANTE”, por Marcelo Dos Santos (especial para Axxón) ¿Cuál es la finalidad del texto leído?
A) Mostrarnos cómo un médico puede dedicar su vida a buscar personas enfermas para realizar en ellas estudios que en el futuro beneficiarán a otros. B) Incentivarnos a conocer las obras literarias de Merrick que, sin duda, deben contener grandes pensamientos y valores humanos que debemos conocer. C) Deslumbrarnos frente a la historia de un hombre que fue considerado un fenómeno científico digno de ser registrado en los textos de medicina. D) no contesta E) Contarnos la historia de un hombre que fue discriminado por ser diferente y que, sin embargo, era mejor que muchos de su época.
- 11. Lo más notable era la cabeza: la mitad derecha del cráneo había crecido descontroladamente, sepultando la forma de la cabeza y las facciones de esa parte del rostro bajo un mar de pliegues, Protuberancias óseas, protrusiones dérmicas y lunares. La columna vertebral estaba radicalmente desviada y los miembros del lado derecho del cuerpo eran mayores, más pesados y masivos que los del lado izquierdo, prácticamente normales. ¿Qué forma básica predomina en el párrafo?
A) Reflexión B) Narración C) Descripción D) Caracterización E) Comentario
- 12. De gran inteligencia y fuerte inclinación al estudio, Treves ingresó a la Escuela de Medicina del Hospital de Londres con escasos 18 años de edad, y pronto comenzó a destacarse por su capacidad intelectual y su pensamiento científico. Tardó ocho años en recibirse de cirujano y comenzó a ejercer su profesión en el mismo hospital que lo había albergado como estudiante. ¿Qué organización predomina en el párrafo?
A) Descriptiva B) Causa-Consecuencia C) Secuencial D) no contesta E) Problema-solución
- 13. En la siguiente imagen ¿quién es el emisor?
A) las viñetas B) Mafalda C) Mafalda y Miguelito D) la gente que lee E) Miguelito
- 14. En la siguiente imagen ¿quién es el receptor del mensaje?
A) Miguelito B) las viñetas C) Mafalda y Miguelito D) la gente que lee E) Mafalda
- 15. En la siguiente imagen ¿cuál es el código?
A) argentino B) la voz C) español D) kinésica E) las viñetas
- 16. En la siguiente imagen ¿cuál función lingüística predomina?
A) apelativa B) referencial C) poética D) metalingüística E) conativa
- 17. La radio tiene como finalidad:
A) cantar B) informar y entretener C) entretener D) jugar E) dialogar
- 18. La Televisión tiene como finalidad:
A) hacer farándula B) sólo informar C) informar y entretener D) sólo entretener E) educar
- 19. La prensa escrita tiene como finalidad:
A) mejorar la ortografía B) entretener C) informar D) culturizar E) educar
- 20. en una conversación entre dos personas sordas que usan lenguaje de señas: el canal utilizado es:
A) kinésico B) paraverbal C) escrito D) proxémico E) oral
- 21. las partes de una noticia son: (en orden)
A) 1. lead 2. bajada 3. título 4. epígrafe B) 1. título 2. epígrafe C) 1. bajada 2. título 3. epígrafe 4. lead D) 1. lead 2. bajada E) 1. epígrafe 2. título 3. bajada 4. lead
- 22. en la prensa escrita se conoce como 5 W a:
A) las preguntas básicas que debe tener la noticia y sus variaciones B) las preguntas que debe resolver el editor del diario C) las preguntas que responden los entrevistados D) la estructura externa que debe tener una crónica E) la estructura sólo del reportaje
- 23. ....................... me siento en casa cuando estoy a orillas del mar,...................puedo construirme una patria...............la espuma de las olas.
En las líneas punteadas faltan las siguientes palabras
A) Sólo / por eso / bajo B) Sólo / porque / con C) A veces / más aún / desde D) A menudo / pues / hasta E) Siempre/ y / entre
- 24. 16.
El signo lingüístico es la relación....................un plano material....................otro inmaterial;.......................del significante con el significado.
En las líneas punteadas faltan las siguientes palabras
A) Entre / con / aún más B) De / y de / como C) De / con / o también D) Desde / hasta / es decir E) Entre /y / vale decir
- 25. La obra dramática es un mundo ficticio creado.............. un autor..............ser representado............................los espectadores.
En las líneas punteadas faltan las siguientes palabras
A) Con /para / para B) Con/ para / frente a C) Por / a fin /por D) Desde / hasta / para E) Por / para /ante
- 26. ...................hay recetas para una buena ortografía. ..................varios consejos pueden ser dados al respecto.
En las líneas punteadas faltan las siguientes palabras
A) Si / más aún B) No / por eso C) No / en cambio D) Siempre/ pero E) No / sin embargo
- 27. La finalidad del género dramático es:
A) ser interpretada B) conversar entre los personajes C) producir emociones diversas en los receptores D) ser leída E) ser cantada
- 28. el teatro se origina en:
A) España B) África C) Ingleterra D) Grecia E) Roma
- 29. el teatro isabelino se originó en:
A) España B) Italia C) Ingleterra D) Japón E) Chile
- 30. El teatro japones o Kabuki heredó al actual teatro:
A) cantar los diálogos B) movimiento enérgicos, maquillaje y vestimenta adornada C) reírse de las cosas cotidianas D) títeres E) expresiones corporales sin adorno
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