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Comprensión lectora_3_2022-2
Contribuido por: Rivas Rios
(Autor original: Arrayan)
  • 1. “Caperucita Roja"
    Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en el linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental (…). Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque (…), y se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.
    - Un saludable tentempié para mi abuelita quien, sin duda, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es– respondió.
    - No sé si sabe, querida –dijo el lobo–, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.
    -Respondió Caperucita- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial –en tu caso propia y globalmente válida– que la angustia que tal condición te produce (…). Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación,
    inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.
    Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:
    - Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.
    - Acércate más, criatura, para que pueda verte –dijo suavemente el lobo desde el lecho.
    -¡Oh! –repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
    - Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.
    - Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!...relativamente hablando, claro está, y a su modo indudablemente atractiva.
    - Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.
    - Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!
    Respondió el lobo: - Soy feliz de ser quién soy y lo que soy y, saltando de la cama aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.
    Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que
    pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir.
    Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente. - ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? –inquirió Caperucita (…). - ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo –prosiguió Caperucita– ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre? Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.”
    1. La mejor conclusión para este cuento es:
A) El conflicto lo resuelve la abuela de Caperucita.
B) Solo los hombres y las mujeres pueden resolver sus diferencias.
C) El conflicto puede resolverse sin la intervención de los hombres.
D) El operario maderero logra resolver la disputa.
  • 2. En el fragmento: “…Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de occidente…” ¿Qué palabra reemplaza a SEGREGADO sin alterar el significado del texto?
A) Discriminado.
B) Postergado.
C) Integrado.
D) Seducido.
  • 3. ¿Qué representa la abuelita de Caperucita en el cuento?
A) El respeto, la sabiduría y la experiencia.
B) La fuerza física que tienen los ancianos.
C) El pensamiento de las mujeres del Siglo XIX.
D) Los valores tradicionales de lo femenino.
  • 4. En el fragmento: “…Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro…” ¿Qué palabra reemplaza a IRRUMPIR sin alterar el significado del texto?
A) Despojar.
B) Destruir.
C) Cercar.
D) Invadir.
  • 5. “Caperucita Roja"
    Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en el linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental (…). Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque (…), y se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.
    - Un saludable tentempié para mi abuelita quien, sin duda, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es– respondió.
    - No sé si sabe, querida –dijo el lobo–, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.
    -Respondió Caperucita- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial –en tu caso propia y globalmente válida– que la angustia que tal condición te produce (…). Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación,
    inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.
    Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:
    - Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.
    - Acércate más, criatura, para que pueda verte –dijo suavemente el lobo desde el lecho.
    -¡Oh! –repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
    - Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.
    - Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!...relativamente hablando, claro está, y a su modo indudablemente atractiva.
    - Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.
    - Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!
    Respondió el lobo: - Soy feliz de ser quién soy y lo que soy y, saltando de la cama aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.
    Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que
    pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir.
    Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente. - ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? –inquirió Caperucita (…). - ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo –prosiguió Caperucita– ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre? Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.”

    Cuando el lobo quiso devorar a Caperucita, esta gritó debido a que:
A) Se asustó al sentir las garras del lobo sobre su cuello.
B) Se dio cuenta que el lobo estaba vestido con la ropa de su abuela.
C) Era una buena forma para solicitar ayuda a su vecindario.
D) El lobo había invadido deliberadamente su espacio personal.
  • 6. En el texto, la proposición: “…¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo…” significa que:
A) Las mujeres necesitan de la ayuda de los hombres.
B) Los varones son innecesarios para resolver un conflicto.
C) Los animales como el lobo deben ser atacados con armas.
D) El lobo es peligroso y Caperucita necesita ayuda.
  • 7. “Caminante no hay camino
    Todo pasa y todo queda,
    pero lo nuestro es pasar,
    pasar haciendo caminos,
    caminos sobre el mar.
    Nunca perseguí la gloria,
    ni dejar en la memoria
    de los hombres mi canción;
    yo amo los mundos sutiles,
    ingrávidos y gentiles,
    como pompas de jabón.
    Me gusta verlos pintarse
    de sol y grana, volar
    bajo el cielo azul, temblar
    súbitamente y quebrarse…
    Nunca perseguí la gloria.
    Caminante, son tus huellas
    el camino y nada más;
    caminante, no hay camino,
    se hace camino al andar.
    Al andar se hace camino
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar…
    Hace algún tiempo es ese lugar
    donde hoy los bosques se visten de espinos
    se oyó la voz de un poeta gritar
    “Caminante no hay camino,
    se hace camino al andar…”
    Golpe a golpe, verso a verso…
    Murió el poeta lejos del hogar.
    Le cubre el polvo de un país vecino.
    Al alejarse le vieron llorar.
    “Caminante no hay camino,
    se hace camino al andar…”
    Golpe a golpe, verso a verso…
    Cuando el jilguero no puede cantar.
    Cuando el poeta es un peregrino,
    cuando de nada nos sirve rezar.
    “Caminante no hay camino,
    se hace camino al andar…”
    Golpe a golpe, verso a verso.”

    En la segunda estrofa del poema, la palabra INGRÁVIDOS significa:
A) Fastidiosos.
B) Simbólicos.
C) Livianos.
D) Inmateriales.
  • 8. El verso: “…Golpe a golpe, verso a verso…” en el contexto del poema significa que:
A) La vida se construye poco a poco.
B) El caminante debe ser humilde como poeta.
C) El caminante debe golpear para avanzar.
D) La vida es un tránsito rápido y fugaz.
  • 9. A través de los versos: “…Caminante no hay camino, se hace camino al andar…” el yo lírico expresa que la vida se construye en el:
A) Pasado.
B) Presente.
C) Pretérito.
D) Futuro.
  • 10. ¿Qué ve el yo o hablante lírico “al volver la vista atrás…”?
A) Las estelas en la mar.
B) Al poeta que es peregrino.
C) La senda que nunca se ha de volver a pisar.
D) El cielo azul, temblar súbitamente y quebrar.
Examen creado con That Quiz — donde se practican las matemáticas.